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   DOCTRINAS BÁSICAS DE LA BIBLIA necesarias para la salvación

 

1. Hay un solo Dios  - “la trinidad” es una reliquia pagana.

A Israel se le ordenó adorar a un solo Dios (Deut. 6:4). Jesús enseñó: “Mi Padre mayor es que yo” (Juan 14:28). Él nació por el poder espiritual de Dios y, por lo tanto, era “el Hijo de Dios” (Lucas 1:35). Esto era esencial a fin de que él pudiera ofrecer un sacrifico aceptable para sí mismo y para aquellos “en Cristo” cuando Dios “condenó al pecado en la carne” (Rom. 8:3; Heb. 2:14). Nota: “La trinidad” es antibíblica y provino del paganismo.

 

2. El espíritu santo es el poder de Dios - no es una persona separada.

El espíritu santo es simplemente el poder de Dios, por medio del cual creó todas las cosas y por el cual sostiene su Creación. Aunque en tiempos pasados se dieron ciertos dones del espíritu, en el presente no están disponibles. Sin embargo, la palabra de Dios ha sido siempre el medio de salvación, y hoy día poseemos esta palabra en forma escrita; se conoce como la Biblia. Jesús declaró: “Las palabras que os he hablado son espíritu y son vida” (Juan 6:63).

 

3. La Biblia es inspirada e infalible y suficiente para nosotros.

"Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por medio de la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios” (2 Tim. 3:15, 16). “Así que la fe viene por el oír, y el oír por la palabra de Dios” (Rom. 10:17). “Porque no hará nada Yahvéh el Señor sin que revele su secreto a sus siervos los profetas” (Amós 3:7). “La revelación de Jesucristo, que Dios le dio para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto” (Apoc. 1:1).

 

4. La mortalidad del hombre - ir al cielo o al infierno es una ficción.

Biblia nos enseña que “los muertos nada saben” (Ecle. 9:4-6, 10). Y también el que “no entiende, semejante es a las bestias que perecen” (Sal. 49:12, 20). Pero Jesús también nos enseñó: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” (Juan 11:23-26). Note cuidadosamente que la resurrección debe venir antes de una vida futura. Sólo Dios tiene vida en sí (1 Tim, 1:17; 6:16). Jesucristo abrió el camino hacia la vida eterna por medio del evangelio y la fidelidad (2 Tim. 1:10; Rom. 2:7).

 

5. El tribunal de Cristo - la luz trae responsabilidad.

Cuando Jesucristo regrese a la tierra, su primera obra es juzgar a aquellos que son responsables por haber alcanzado una convicción de la Verdad en sus elementos básicos los cuales se exponen en esta página. Si resulta que son infieles y desobedientes, el Señor declara su seguro juicio así: “El que me rechaza y no recibe mis palabras tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día final” (Juan 12:48). “Y ésta es la condenación: que la luz vino al mundo, pero los hombres amaron más las tinieblas que la luz” (Juan 3:19). 

 

6. El diablo de la Biblia es una personificación del pecado.

El término “diablo” es una forma de personificación, que un medio gráfico de expresión que se usa para inculcarnos la importancia del tema. Comparando Heb. 2:14 con Rom. 8:3 podemos ver fácilmente que el “el diablo” = pecado. El término tiene su origen en el principio cuando la serpiente se volvió un “diablo” (= “calumniador”) de Dios (Gén. 3:4, 5). Por lo tanto, el término describe a la “carne de pecado” que llevamos como resultado del pecado. Agradecemos a Dios de que él ha “condenado al pecado en la carne” en el Sacrifico de Cristo (Rom. 8:3). Más sobre esto a continuación.

 

7. El satanás bíblico significa un adversario.

Para el significado del término “satanás” debemos examinar el contexto. El ángel de Dios fue un satanás (adversario) bueno al oponerse al malvado profeta Balaam (Núm. 22:22). Pero el término normalmente se refiere a los que se oponen a Dios; por ej. Mateo 16:23). Y afirmando falsamente representar a la Verdad están los “satanases” de Job 1:6, 7; 2:1-7; 2:1-7; Marcos 1:13; 2 Cor. 2:11; 11:4; Apoc. 2:9; 3:9. La apostasía se expandió “después de las obras del satanás” y se instaló finalmente en Roma (Zac. 5; 2 Tes. 2:1-12; Apoc. 17:1-5).

 

8. Las maravillosas promesas de Dios - la vida, la tierra y el reino.

Hay tres maravillosas promesas que Dios hizo a aquellos que confían en él y creen y obedecen su palabra inspirada revelada en la Biblia. Tienen que ver con la vida eterna, la tierra de Israel, y el reino de Dios (el antiguo Reino de Israel restaurado y expandido). La “simiente” a la cual se hicieron promesas es Jesucristo y aquellos que confían “en él”. Debemos creer en los elementos básicos de la Verdad, fundados en el sacrificio de Cristo (Gén. 3:15; 12:1;22: 28; 2 Sam. 7; Hechos 26:1-8; Gál. 3:6-29; 2 Pedro 1:1-4).

 

9. El sacrificio de Cristo - el pecado condenado, promesas aseguradas.

Por el sacrifico de Cristo, el pecado ha sido condenado, las promesas se han confirmado y aseguradas para todos los que confían en Dios. Debemos creer toda la verdad referente a este sacrificio redentor. Jesucristo fue proveído como un Salvador, sin embargo, habiendo nacido de “carne de pecado”, aunque él mismo no pecó, también necesitaba redención por medio de sacrificio. Fue sólo por Uno que también nació como el Hijo de Dios que el “pecado” pudo ser “condenado en la carne” (Rom. 3:19-28; 5:6-21; 8:3; 1 Cor. 15:20-28; 2 Cor. 5:19-21; Heb. 7:17-28; 9:11-28). 

 

10. Bautismo es inmersión total - la “aspersión sobre infantes” es apóstata.

El evangelio abarca “el Reino de Dios y el nombre de Jesucristo”. Nuestra creencia en estas verdades debe demostrarse por medio del bautismo (inmer4sión en agua) en el nombre salvador de Jesucristo (Marcos 16:15, 16; Lucas 24:47; Hechos 2:38; 8:16, 25, 12; 10:48; 28:31). Bautismo es “el lavamiento del agua por la palabra” (Efe. 5:26). Es la expresión externa de una creencia interna, por cuyo acto se nos perdona nuestros pecados pasados , nos comprometemos al servicio de Dios en Cristo. Sin las verdades básicas una inmersión es antibíblica; antes de una re-inmersión debe haber educación y creencia (Hechos 19:1-5. Siendo “muertos al pecado” y “sepultados juntamente con” Cristo, nos levantamos a una “vida nueva… con él” (Rom. 6:1-8).

 

11. Ley y Gracia - el pacto “antiguo” y el pacto “nuevo”.

La ley dada por Moisés condenaba al picador. El sacrificio de Cristo condenó al pecado en sí y estableció la gracia. El pacto de la ley antigua daba una herencia mortal limitada; el nuevo pacto de la gracia ofrece vida eterna en el Reino de Dios. La observancia del día de reposo en el 7º día fue ahora reemplazada por la observación del 8º día (= 1º día) para recordar a Cristo. El séptimo período de 1000 años será transitorio, el cual conducirá al octavo período de perfección (Hechos 13:38, 39; Rom. 3:19-26; 5:20, 21; 8:3; Gál. 3 y 4; Heb. 8 al 10).

 

12. La Hermandad Bíblica implica la protección de la Verdad.

La creencia en la Verdad y el bautismo en el Nombre de Jesucristo confieren hermandad con Dios por medio de su Hijo. Este privilegio exige que guardemos la pureza de la Fe entre aquellos con los cuales tenemos hermandad, disociándonos del impenitente que ha pecado en doctrina o práctica (Mateo 12:30; Hechos 2:41-47; 2 Cor. 6:14-18; Efe. 4:1-6; 1 Juan 1:3-7).

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